El centro de Valencia pasa por una de sus mayores crisis históricas

El centro de Valencia sufre, se marchita y, posiblemente, no pase demasiado tiempo hasta que comience a dar sus últimos coletazos. Al menos si el ayuntamiento no se pone las pilas y comienza a escuchar a comerciantes y hosteleros, quienes demandan cambios para conseguir que Valencia renazca de sus cenizas y que vuelva a tener familias que echen raíces.

La COVID-19 no está ayudando, pero el problema que sufre el centro de Valencia no viene de ahora. Con anterioridad ya se estaba sufriendo la bajada de vecinos, siendo un motivo común que las parejas, en cuanto se casan o formalizan su relación, opten por desplazarse a otras zonas de la ciudad. Se alejan del centro por los ruidos, por los altos precios de las viviendas y por, en algunos casos, problemas con las conexiones de transporte.

Hasta el Mercado Central de Valencia, punto neurálgico de este tipo de mercados en toda Europa, pasa por momentos a lamentar. Dicen sus responsables que solo se ha llegado a cubrir el 100% del aforo en un par de ocasiones en los últimos meses, algo extremadamente problemático a la vista de que este aforo ya se encuentra reducido al 50% debido a las limitaciones del coronavirus.

Los problemas se multiplican debido a que el pequeño comercio está echando la persiana a la vista de falta de clientela. También cierran las tiendas de lujo, cuya presencia en el centro había ayudado a generar una buena corriente de tráfico en los últimos años. Los comerciantes, sobre todo los de negocios familiares, hablan de cómo están sufriendo sin recibir ningún tipo de apoyo.

Algunos se quejan e intentan que la ciudad vea que los hosteleros, con sus productos perecederos, no son los únicos que sufren de una manera dramática. Tal y como los comerciantes indican, ellos también tienen productos perecederos en sus almacenes, artículos que es posible que, dentro de un año, ya no generen ningún interés entre el público. Todos demandan lo mismo: que el ayuntamiento ayude.